Poesía
7:06Nada hay absoluto, todo se cambia, todo se mueve, todo revoluciona, todo vuela y se va.- Frida Kahlo
La chica de los dos
calcetines en cada pie,
la que saltaba a la comba
sin que nadie la agarrara
la que caminaba por
carreteras atascadas,
evitando atropellos,
la que llevaba los
zapatos en las manos
y usaba los cordones para
unir vidas
y demasiadas falsas
esperanzas.
La chica de los mofletes
colorados,
la de los ojos verdes
cantautores,
con demasiadas curvas en
la comisura de la boca,
en la cintura,
en los dedos
entrelazados.
La chica del moño de sofá
en la calle,
la de alientos fríos en
hogueras inapagables,
la que desenamora a la
noche
y consigue que la
persiga.
La chica de la esquina
que mira entre rejas,
la curiosa sin límite,
tímida investigadora,
la que come helado en el
polo norte
para remediar su espíritu
destrozado,
la que recoge piezas por
las calles
y las guarda en cajones
sin fondo y sin llave.
La chica que le habla a
las hojas,
esperando a que caigan
para robarlas
y que le hagan compañía.
La chica de las manos
rojas,
la que toca espinas
recogiendo sangre,
la que no siente el dolor
de un aliento en la nuca,
la que se baña en la
lluvia que crean sus heridas.
Esa chica que vive sin
ganas en los ojos,
mordiendo labios por los
caminos,
la que baila por paredes
de piel
y deja huellas de arena
en lugares sin sentido.
La chica de las mareas,
de las tormentas,
de las nubes que
desaparecen.
Esa que pasea por las
calles de Madrid,
que busca desesperada la
mirada de alguien,
que la miren y se la
lleven,
que se vuelva a sonrojar
y que sonría.
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