Vacío

12:39






"Necesito sudarte como se suda un día de verano, 
como el abrigo que llega a agobiarte cuando no consigues desabrocharlo". 


Lo que más duele al final es que me mires a los ojos  y no te des cuenta.
Que me toques con esos dedos de seda y no te des cuenta de que me quemas.
Que cuando recojas mis lágrimas y no sepas que esperarán, impacientes, el día en que te las bebas.
Duele que el espejo me devuelva tu sombría presencia, que llega abrazándome por detrás, pero que cuando mire te escondas.
Cuando dices lo que quieres pero no lo que deseas, porque sabes que yo me dejo si tú te dejas.
Duele cuando el suelo cruje bajo el peso del vacío, frío y honesto, que me visita por sorpresa y rechaza el humo de un café.
Y el día que vuelvas, como pájaro migrante, te dolerán a ti tus alas porque esta necesidad amarga te arrancará una a una las plumas de tu alma mientras te devuelve a la luna.

-

Hoy no hay más que llorar, arrancarme el alma y sangrar por cada poro de esta piel.
Me apetece tirarme al vacío, dudar un segundo, plegar las alas y hundirme en el fondo del mar.
Porque si me hundo quizá mis lágrimas también se sumerjan, quizá se fundan con la sal que quema por mis venas y se despidan de mí para siempre.
Este polvo de estrella que se acumula en mi interior es áspero y me recuerda, a cada instante, la dureza de existir.
Espero que la brisa se lo lleve, que lo aleje de mí y lo disperse por el espacio para que quizá, así, se forme una nueva estrella.
Porque yo no puedo, no puedo más. Me tiembla el pulso y me fallan las piernas. Quiero abrazarme y arrancarme la piel. Salir de mí y volver a empezar.

-

Me miras y no me ves, espacio vacío frente a ti.
Te miro, espero, y quiero tu vida enredada en mi pelo.
Incendio de miel, estatua de hielo.
Mordisco febril, aroma de duelo.
Lo siento si solo quisiste una sonrisa y obtuviste un grito.
Si buscaste certeza y encontraste duda.
Si tras tanta lucha solo viste rendición.
Siento haberte querido y siento que me quisieras.
Siento haberte buscado entre sábanas mudas.
Siento haberte arañado y gemido en tu oído.
Pero tras todos esos siento, también siento que te quiero.
Siento que te fuiste y siento que me fuera.
No siento las noches amargas, las siento enteras.
Siento que si ahora mirases no me verías.
Y siento que si por mi fuera mil veces repetiría.



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